Ha ocurrido. El Gobierno de Mariano Rajoy aprobó el jueves pasado, día 31 de octubre, la reforma eléctrica, junto a la reforma de las pensiones. Y ambas reformas las aprobó de la misma forma: usando su mayoría absoluta para vetar cualquier intento de enmendar sus propuestas.
A pesar de que todos los grupos de la oposición proponían numerosas enmiendas al pernicioso proyecto de reforma eléctrica, el Gobierno ha hecho oidos sordos a todas y cada una de ellas, aprobando sin más y en solitario todos los textos, decretos y normas, que contiene la reforma.
Al final el Ministro José Manuel Soria, genio y figura, se ha salido con la suya: ya tiene asegurado un retiro dorado en algun consejo de administración del olgopolio.
¿Y ahora que?
Las nuevas normas, entre ellas, el famoso “peaje de respaldo” (el impuesto al sol), por el que los autoconsumidores pagarán más que el resto de los consumidores que no autoconsuman, entrarán en vigor el 1 de enero de 2014.
Las asociaciones de renovables, de usuarios y fabricantes, mantienen litigios contra el estado español en Bruselas, pero estos procesos son largos y farragosos, y no se esperan resultados en breve.
Por tanto, hay que prepararse para dos opciones:
1) Plegarse a la ignominia de esta regulación criminal en contra de toda lógica, y normalizar nuestra situación como autoconsumidores en arreglo a las nuevas normas.
2) Seguir luchando, hacer “desobediencia solar“.
Si nos plegamos a las nuevas normas, ya sabemos que vamos a pagar la electricidad más cara que si no autoconsumimos.
Si nos negamos a acatar esa nueva normativa, como mucho nos pueden sancionar. Y esas sanciones no van a ser grandes. Explicaremos pronto hasta cuanto podemos ser sancionados en el hipotético caso en que nos “pillaran”.
Para los que aun no autoconsumen pero quieren liberarse del yugo del oligopolio, ahora ya está claro el camino: instalaciones de autoconsumo con almacenamiento. Aislamos circuitos y autoconsumimos totalmente en ese circuito, pero con la seguridad de tener la red detrás por si pasa algo.
Son malas noticias en general, pero espero que antes o después se hará justicia, y este tipo de legislación, que contraviene directivas europeas, es contraria al criterio de la CNE y la CNC, además de tremendamente impopular, tiene los días contados.
Hay que resistir, porque en el peor de los casos, el próximo Gobierno la deberá derogar (si Bruselas no la tumba antes), al igual que harán con la reforma de educación de Wert.
Lo que no nos mate nos hará más fuertes, o más independientes energéticamente en este caso…